Primera estrategia comunitaria de Defensa

Artículo de opinión de José Luis Méndez Romeu, Ex-Secretario de Estado de Cooperación Territorial
Se cumple un año de la aprobación de la Brújula Estratégica de la UE, primer documento de esas características en la ya longeva vida de la Unión. Se trata de un documento poco conocido que ahonda en un aspecto, la política de defensa, al que tradicionalmente la política comunitaria prestó escasa atención. El documento fue aprobado tras el inicio de la guerra en Ucrania y prácticamente en paralelo a la aprobación por la OTAN de un documento similar, el Concepto Estratégico, si bien en este caso es el último de una larga serie de documentos similares que tratan de definir las amenazas y los mecanismos para hacerles frente.
Si desde la Segunda Guerra Mundial la defensa exterior de Europa estuvo en manos de Estados Unidos a través de la OTAN y de su propio despliegue norteamericano en el continente, la invasión de Ucrania ha acelerado la revisión y profundización de la estrategia de defensa, hasta fecha reciente subordinada a la estrategia de seguridad. Si bien los Gobiernos están reaccionando y comprometiéndose tanto en la escala nacional como en la de la UE y de la organización atlantista mediante el incremento del gasto militar, todavía la opinión pública está poco implicada, algo necesario para otorgar legitimidad a una política de largo plazo.
Hasta ahora, la actuación de la UE en seguridad y defensa estaba asociada con la estabilización y el mantenimiento de la paz en zonas de conflicto, como los Balcanes, Afganistán o el Sahel, generalmente alejadas de la intervención en los combates, reservada a la OTAN. La guerra en el corazón de Europa ha alterado totalmente esa visión. De un lado la enérgica reacción de Estados Unidos en respaldo de la soberanía ucraniana ha obligado a los países europeos a respaldarla y comprometerse mediante apoyo en material de guerra y humanitario. La catastrófica retirada de Afganistán puso en cuestión la capacidad occidental de cumplir los compromisos de defensa. Un error que no era posible repetir en Ucrania pues podría tener consecuencias ulteriores. Se hacía necesario desarrollar la capacidad de disuasión frente a las amenazas.
Al tiempo, y en gran medida evitando los debates parlamentarios, los Estados comunitarios están aceptando la visión norteamericana de confrontación con Rusia y de aislamiento de China, redefiniendo el concepto de globalización. Las implicaciones del regreso a la política de bloques, característica de la Guerra Fría, se están comenzando a sufrir en distintos sectores económicos pero el proceso no ha hecho más que comenzar. Véase la definición que hace la Brújula de China como “un socio para la cooperación, un competidor económico y un rival sistémico”, tomada literalmente de la Estrategia de EE.UU.
La Brújula Estratégica asume algunas ideas previas. Así, que la soberanía, la integridad territorial y la independencia dentro de las fronteras reconocidas internacionalmente deben gozar de pleno respeto. También se expresa la voluntad de apoyar el orden mundial basado en las normas y con las Naciones Unidas como eje central. De igual forma se ratifica la asociación con la OTAN y la cooperación con entidades como la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa).
El documento propone cuatro líneas de trabajo detalladas en un catálogo de actuaciones. La primera, denominada Actuar, implica el refuerzo de las operaciones civiles y militares mediante decisiones más rápidas y ágiles, con mayor respaldo financiero; la creación de una Capacidad de Despliegue rápido con cinco mil militares y el refuerzo de las estructuras de mando y control.
La segunda definida como Garantizar nuestra seguridad, pretende impulsar las capacidades de inteligencia, dotarse de instrumentos frente a las amenazas híbridas como la manipulación de la información o la injerencia de gobiernos extranjeros y desarrollar la política de ciberdefensa.
La tercera línea de trabajo lleva el expresivo título de Invertir, en defensa y en soluciones comunes para desarrollar capacidades de nueva generación como plataformas navales de alto nivel, sistemas aéreos de combate, capacidades especiales o carros de combate. Asimismo se propone invertir en innovación tecnológica para la defensa.
Finalmente, se propone Trabajar de manera asociativa, con la OTAN y las Naciones Unidas así como con otros interlocutores regionales, además de impulsar la cooperación con socios bilaterales como Estados Unidos, Noruega, Canadá, Reino Unido y Japón.
Las líneas de trabajo citadas afectan a numerosos sectores de la industria, tanto militar como civil así como al pujante sector de la tecnología. Oportunidades para un sector consolidado en el territorio del Eixo Atlántico, que podrá recibir financiación de los nuevos fondos especializados que en la Brújula se citan.